Ágreda, conocida como la Villa de las Tres culturas, está situada en las faldas del Moncayo, en la provincia de Soria, limitando con Navarra, Aragón y La Rioja.

 

La propia configuración del casco urbano nos habla de la historia vital e inquieta de de Ágreda. Sus callejuelas laberínticas e irregulares nos recuerdan que en la conformación y modelado de la Villa intervinieron las tres culturas: musulmana, hebrea y cristiana.

 

Pero vamos a empezar por el principio. Se tiene constancia de asentamientos prehistóricos en toda la zona el valle del Queiles con oleadas de gentes venidas de Centroeuropa. Hoy sabemos, además, que Ágreda fue un asentamiento celtíbero posteriormente romanizado.

 

En el año 415 llegaron los visigodos, que permanecieron hasta la dominación árabe teniendo constancia de la presencia musulmana en la Villa ya en el año 713. Durante el Emirato de Córdoba, Ágreda se convierte en una ciudad fortificada instalada sobre el antiguo castro de La Muela, con su correspondiente Medina y Alcazaba.

 

La Reconquista de Ágreda comienza en el siglo X, prolongándose durante los tres siguientes. En ese periodo, la Villa pasa de unas manos a otras hasta que Alfonso I el Batallador la recupera. Comienza así una labor de repoblación con gentes llegadas desde las Tierras Altas que conviven con los musulmanes y los judíos ya asentados conformando la Villa de las Tres Culturas. La convivencia se rompe primero en 1492 con la expulsión de los judíos y posteriormente en 1510 con la de los últimos musulmanes.

 

Pero entre tanto, Ágreda se consolida como ciudad frontera, valedora de Castilla frente a los reinos de Aragón y Navarra. Son siglos de lizas y defensa de fronteras, pero también de grandes pactos y favores de la Corona con respecto a la Villa, hasta tal punto que se le concede el realengo, por el cual solamente debe dar cuentas al propio rey castellano. Además, llegó a contar con su propio fuero concedido por Alfonso X. En una Villa tutelada por el propio rey, se asientan diferentes familias nobiliarias que levantarían casonas y palacetes como el de los Castejón.

 

*En el siglo XVI se inician una serie de cambios en la ciudad que afectan a los recintos medievales y que pretenden contrarrestar la división entre barrios. Se cubre el barranco del Queiles generando la Plaza Mayor y seguidamente se construye el Ayuntamiento. Posteriormente en el siglo XVII, nace Sor María de Jesús de Ágreda, uno de los personajes clave en la historia de la villa. Gran escritora mística, llegó a ser consejera de Felipe IV, lo que provocó la visita del monarca a la villa en varias ocasiones.

 

Los siglos XIX y XX fueron los de las grandes transformaciones. Su casco urbano superó el casco histórico de sus murallas, llego el ferrocarril y mecanizó el campo. La segunda mitad del siglo pasado fue la de la industrialización frente a siglos de economía basada en el sector primario.

 

Hoy Ágreda sigue siendo un punto de encuentro entre comunidades, una ciudad de frontera, moderna y garante de su pasado. Su rico patrimonio histórico es, hoy en día, el mejor reclamo turístico de la Villa.

 

 



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